martes, 24 de enero de 2012

Seis millones!

Nadie puede decir que la receta Merkel no funcione; según el Banco de España, a finales de año tendremos seis millones de personas que buscan trabajo y no lo encuentran! Y un nivel de ocupación como nunca antes en Alemania.

Quienes tanto confían en la libre competencia, ¿no se dan cuenta de que estamos perdiendo la competición por hacer caso a un competidor? ¿A qué esperamos para reaccionar? ¿No basta con seis millones? ¿Tampoco con enviarles nuestro mejor talento, formado a expensas nuestros y bien pronto contribuyendo a pagar sus pensiones?

El euro conviene a nuestros exportadores, declaraba Merkel hace poco. Entre nosotros parece que sea tabú opinar al respecto. ¿Nos conviene? ¿Les conviene a los griegos? Y el pacto fiscal europeo, ¿nos conviene? ¿A quien, a los seis millones de parados?

Supongamos que sí, estoy dispuesto a aceptarlo con una condición: un único sistema de pensiones y de cobertura de paro europeo. Si aceptamos la movilidad de las personas, justo será que seguridad social, pensiones y paro sean únicos, ¿no?
 
¿Qué diantre compartimos, sino?
 
¿Cuántas veces se tiene que repetir la historia? El patrón oro, la dolarización de economías emergentes, ahora el euro... Siempre ha sido igual: la moneda única sólo conviene a la metrópoli, nunca a la periferia!
 
Pero esto no parece preocupar nadie, la administración tiene una sola prioridad: ajustar sus cuentas; y no haciendo aumentar la actividad económica, no, sólo reduciendo gastos; un tratamiento de choque que han decidido que nos merecemos: gastábamos demasiado y nos protegían demasiado, esto nos hacía poco competitivos.
 
Pero nadie castiga a nadie: si eres competitivo saldrás adelante, si no lo eres no te quejes. De ti depende, sólo de ti.
 
Con gallarda cobardía, nuestros líderes van a Europa y se examinan: cumpliremos el objetivo de déficit, señora, lo cumpliremos

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