martes, 20 de marzo de 2012

Competitividad y salarios


En alguna entrada anterior he negado la influencia capital de los salarios en los intercambios internacionales, cosa que ha sorprendido a más de uno; entre éstos a un conocido que es directivo de I+D con responsabilidades sobre centros de desarrollo ubicados en todo el planeta. Me da datos:

Un ingeniero de diseño mecánico por ordenador, incluida la muy cara licencia de software, le sale a 46 eur/hora en Alemania y Francia, a 34 en España, 18 en Portugal, 12 en México y 8 en la China. Los esfuerzos actuales de mi conocido van encaminados, precisamente, en mirar de desplazar carga de trabajo hacia los países donde le sale más barata.
Cómo puedo negar, pues, la influencia del coste salarial a la hora de contratar aquí o allí?

Es evidente que en el caso descrito, como cuando una operadora de telecomunicaciones contrata la asistencia telefónica en Marruecos, o cuando una empresa americana instala una maquila en el Norte de México o en una zona franca de Costa Rica, el salario es una factor decisivo; pero en todos estos casos no se compra nada en estos países, quiero decir nada producido allí en función de su productividad: se compra exclusivamente su mano de obra para insertarla en el producto y disfrutar de la productividad del comprador; algo muy parecido a contratar aquí inmigrantes a bajo precio, y sin el inconveniente de menearlos.
No es en absoluto el mismo, sin embargo, si hablamos de productos, esto es del resultado de un conjunto de operaciones, transformaciones, intercambios interin-dustriales y transporte de piezas arriba y abajo de un país: en este caso, que es el más frecuente, lo que manda a la hora de determinar la competitividad es la cantidad de trabajo global que requiere hacer algo aquí o allí, esto es la productividad, y no tanto el salario que se paga a cambio. Y si la comparación o el intercambio es entre países con unidad monetaria diferente, entonces lo que manda es la productividad relativa.

En todo caso es cierto que, como productor o trabajador, nuestra competencia puede estar hoy en día a kilómetros de casa y la acercamos nosotros mismos cuando queremos comprar barato. Alguien lo decía en la contra de La Vanguardia de hace unos días: hoy compras más barato y al día siguiente ves cómo te bajan el sueldo.

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