Arte y economía diría que comparten un mismo
principio universal: el éxito radica en cómo se hace lo que sea que se haga, es
decir, depende de la oferta que se hace al público; porque éste, esto es la
demanda, siempre está, aquí o allí.
Incluso en la actual crisis, cuando la demanda
interna ha caído de forma brutal, hay una demanda externa casi infinita; por tanto,
la solución a la crisis está en la oferta, en tener una buena oferta.
La misma crisis ha sido, en mi opinión, de oferta:
las cosas iban aparentemente bien y no dejábamos de incrementar nuestro déficit
comercial y nuestra deuda exterior; es decir, teníamos al alcance de la mano
una inmensa demanda interna que no encontraba una oferta local adecuada.
Entonces como ahora no hacíamos las cosas como era
necesario para tener éxito: por carencia de prestaciones de los productos o por
una productividad insuficiente para que
el precio fuera el adecuado; dos parámetros, prestaciones y productividad, que
determinan el “cómo” de todo producto y que dependen siempre del nivel de
innovación.
Obviamente, los recortes y la austeridad
presupuestaria pública no facilitan nada las cosas: minora y aleja la demanda,
y la hace más selectiva; pero tampoco resolveríamos los problemas de oferta con
una política expansiva: muy probablemente volvería a crecer el déficit
comercial y, en consecuencia, el endeudamiento externo.
Todavía más si la expansión fuera sólo local, a
nivel catalán o español, algo que podría acabar beneficiando más a los alemanes
que a nosotros. En todo caso, la expansión tiene que ser europea; el
Keynesianismo no es hoy menos útil que lo fue en el pasado, pero pide una
dimensión continental para ser efectivo.
Y cuando llegue la esperada y necesaria política
expansiva, cuando Merkel entienda que va errada añadiendo depresión a la
recesión, no podremos aprovecharla si no tenemos una buena oferta. Pongámonos
pues cuanto antes a mejorarla: tenemos el talento, la generación mejor formada
y unos centros de investigación y tecnológicos de primera división; no dejemos
que los primeros emigren y que los segundos sigan firmando los mejores acuerdos
con empresas foráneas.
J.B. Say, economista francés del
18 afirmaba que toda oferta crea su propia demanda. Yo le corregiría y diría
que “toda buena oferta acaba
encontrando su demanda”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario