Por metro cuadrado de invernadero, en nuestro Sur obtenemos doce quilos de
tomates y en Holanda obtienen sesenta: ¿quién osa decir que bajando aquí los
salarios ganaremos competitividad? ¿No está bien claro que la ganaremos si
invertimos en conocimiento y tecnología?
Y estos invernaderos no son la excepción, más bien la regla de nuestro
país. Y no porqué en el Norte (de Europa y de España) sean laboriosos y en el
Sur (europeo y español) seamos perezosos. No hay que ofender a nadie ni que nadie
nos ofenda: la competitividad del invernadero holandés es fruto de años de inversión:
en investigación y mejora de procesos, en tecnología para mejorar la precedente,
en capacitación permanente del personal... De inversiones empresariales privadas
y públicas: los mismos “polders” ganados al mar y cedidos para la producción
agraria mientras el suelo se asienta, los sistemas de irrigación, las infraestructuras
logísticas, la I+D pública, el sistema de educativo...
Hace poco daba las cifras de la inversión en capital humano en Suecia, una cifra
que doblaba la nuestra. No tengo a mano la de inversión en capital fijo, esto es
en maquinaria y instalaciones; sí conozco la que hace en I+D: tres veces la nuestra
en ritmo anual, así que imaginad el efecto acumulado.
La competitividad de un país depende de su conocimiento acumulado —stock de capital productivo
disponible— y de su ritmo de crecimiento —I+D e innovación; así en los países ricos como en los pobres: estos solo
exportan productos capital intensivos, los más capital intensivos de su país.
Si lo dudáis, mirad vuestro Iphone: ensamblado en China con maquinaria de última
generación.
El salario es la parte del trabajador en la renda o producto que se genera:
bajarla no hará aumentar la cantidad de producto! Por tanto, bajar salarios,
como algunos proponen, sólo supondrá un nuevo incentivo para no invertir y prolongar
nuestro diferencial de capital productivo; no generará en absoluto ninguna
ganancia de competitividad.
De acuerdo, me dirá alguien, quizás no ganaremos competitividad de entrada,
pero permitirá generar más beneficios y facilitará una acumulación primaria de
capital. Como si no hubiera capital bastante! ¿Que no habéis visto como han
crecido las rentas de quienes más tienen? ¿Que no habéis visto las inversiones colosales
de corporaciones españolas en el exterior? ¿Que no hemos atraído recientemente una
cifra descomunal de capitales que ahora debemos?
Llevábamos años, décadas de retraso, y llegó la burbuja inmobiliaria como
un agujero negro que absorbió todo el capital disponible. Por otro lado, el
capital se mueve a velocidad digital y va allí donde más recibe: nunca le he
visto “hacer país”, no creo que nunca llegue a ver que lo hace.
No es pesimismo, sino cruda realidad si digo que solo las actividades que se
puedan equiparar con el Norte en capital invertido por trabajador ocupado, e
innoven de forma permanente, podrán permanecer. Quizá habrá algunas que obteniendo
y pagando miserias podrán malvivir una temporada, pero será eso, una corta
temporada.
La condición necesaria para permanecer es bien clara: inversión permanente
en innovación. Desgraciadamente, no será condición suficiente, no hoy: la
dimensión que requiere un mercado global, donde lo que no se vende en todas
partes no se vende en ninguna, se lo pone muy difícil a nuestras pymes, es
decir, a más del 90% de nuestras empresas.
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